10 consejos para cuidar tu coche y conducir en verano de forma segura
Conducir en verano no es lo mismo que hacerlo en otras épocas del año, porque hay muchos factores que complican la conducción en esta época estival, desde el tipo de desplazamientos que hacemos, a conducir con calor, pasando por la mayor incidencia solar y, también, de número de horas al volante por la noche.
Del mismo modo, el mantenimiento del coche en verano también cambia, por las peculiaridades de esta estación y el mayor número de viajes de largo kilometraje. En Arval hemos elaborado esta pequeña guía con las recomendaciones básicas para conducir en verano con seguridad y para el cuidado de nuestro coche.
Antes de salir
El primer consejo es revisar el coche antes de salir de viaje, para no llevarnos un disgusto en vacaciones. Lo más importante son los elementos que más afectan a la seguridad: neumáticos, frenos, luces, parabrisas y limpias… Y, también, los que pueden hacer que nos quedemos tirados en la carretera: batería, niveles de aceite y de otros líquidos.
El equipaje suele dar quebraderos de cabeza: coloca las cosas que más pesen lo más bajas y lo más al fondo del maletero que sea posible. No hay que dejar objetos sueltos, ni en el maletero ni en el habitáculo. Tampoco es recomendable llenarlo hasta arriba, pues perderemos mucha visibilidad trasera.
Por si acaso, ten bien a mano los números de teléfono de la asistencia en carretera y del seguro del coche.
Conducir en verano
Los viajes hay que tomárselos con calma, con actitud positiva, sin prisas ni horarios de llegada. Lo primero es afrontarlos bien descansados, para evitar la somnolencia. Nunca está de más planificar el recorrido y elegir dónde vamos a parar, teniendo en cuenta que hay que descansar unos veinte minutos cada dos horas de conducción, según las recomendaciones de la DGT. Es mejor evitar las horas más calurosas del día y hay que tener muy en cuenta la incidencia del sol. Por ejemplo, si viajamos de Madrid a Valencia por la mañana, llevaremos el sol de cara. Las gafas de sol son casi imprescindibles para conducir en verano. Y nunca hay que usar el líquido y los limpiaparabrisas con el sol de cara, porque durante un largo periodo de tiempo no veremos casi nada, efecto que se acentúa con unas escobillas desgastadas.
Los desplazamientos cortos en vacaciones
Muchos conductores bajan la alerta cuando ya están en el destino y eso es un error. Circularemos por carreteras que no conocemos, con muchos conductores que tampoco son locales y en todo tipo de condiciones: de día y de noche, con sol y con lluvia… En estos desplazamientos hay que ser igual de precavidos que en el viaje, por muy corta que sea la distancia a recorrer.
Viajar en coche con niños
Un viaje se complica mucho con niños: necesitan parar más a menudo, pueden distraer al conductor y alterar el estado de nervios de toda la familia con sus llantos, incomodidad o peticiones insistentes. El copiloto o la persona que se siente detrás con ellos tiene que asumir la responsabilidad de atender a los niños y descargar de preocupaciones el conductor.
Su seguridad es lo primero: nunca hay que soltarlos de sus sistemas de retención o sillitas infantiles, por mucho que lloren o que lo pidan. Cuanto más cómoda sea la ropa que lleven, menos molestos se sentirán; también les ayudará comer ligero y a menudo, y estar bien hidratados.
Cuando se quejen mucho, lo mejor es parar, que estiren las piernas, y continuar con la marcha. Aunque las pantallas no son muy recomendables a edades infantiles, en un viaje pueden ayudarnos mucho a mantener distraídos a los niños durante largos ratos. Y si no, siempre están los juegos de siempre, como el veo veo.
Conducir de noche en verano
Muchos conductores circulan la noche en el propio viaje y en los desplazamientos cortos. La capacidad visual se reduce al 30% de noche y la agudeza visual, un 70%; además de perder sentido de la profundidad y capacidad para medir distancias. De noche también se produce más fatiga visual, lagrimeo y picor de ojos; y perdemos visión periférica. Y, claro están, también aumentan la somnolencia y monotonía al volante. También son peligrosos los deslumbramientos (nunca hay que mirar directamente a la fuente de luz).
La lluvia traicionera en verano
Las lluvias esporádicas en verano pueden producen situaciones muy peligrosas, con un asfalto que resbala como el hielo. ¿La causa? El asfalto va acumulando polvo en sus grietas y con las primeras lluvias se forma una capa de barro. Con el parabrisas puede pasar algo parecido: un barrido con el parabrisas lleno de polvo e insectos puede dejarnos unos segundos a ciegas.