En España, el 40 % de la demanda de energía procede del sector del transporte. Con estas cifras, no es de extrañar que los actuales planes de transición ecológica se hayan fijado importantes objetivos en torno al transporte. El hidrógeno como combustible se presenta como una alternativa eficiente para alcanzar cuotas mínimas de consumo de energía, especialmente en los ámbitos en los que la electrificación del transporte resulta más complicada.
¿Cuál es el futuro de la movilidad sostenible?
Las metas son claras. La Estrategia para una Movilidad Inteligente y Sostenible de la Comisión Europea persigue la reducción de las emisiones contaminantes del transporte en un 90 % de aquí a 2050.
Para alcanzar este objetivo a nivel europeo, España tiene su propia hoja de ruta: el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) impulsará el aumento del uso de energías renovables en el sector del transporte en un 28 % durante los próximos seis años.
A efectos prácticos, ¿cómo afecta esto a vehículos y conductores? Estos objetivos implican que, de manera progresiva, la industria de la automoción y sus usuarios deberán adaptarse a una nueva propuesta de transporte sostenible protagonizada por coches eléctricos y coches de hidrógeno.
¿Qué es el hidrógeno y cuáles son sus aplicaciones?
El hidrógeno es un elemento ampliamente presente en la naturaleza, aunque no en estado primario. Se puede encontrar en el gas natural, en el agua o en el carbón y, dependiendo del procedimiento que se emplee para su conversión en un combustible alternativo, tendrá un mayor o menor valor de sostenibilidad.
La opción 100 % sostenible es el hidrógeno verde, producido a partir de energías renovables. Sin embargo, debido a sus altos costes de producción, es la menos extendida actualmente. Por eso lo más correcto sería indicar que los coches de hidrógeno no contaminan cuando circulan (etiqueta 0 Emisiones), pero que la producción de hidrógeno si puede ser contaminante.
El hidrógeno como combustible se utiliza en turbinas de gas, células de combustible y motores de combustión interna alternativos. Esto hace que su empleo sea más común en el sector de la industria y del transporte, aunque ya se está estudiando su uso como fuente de alimentación en ordenadores, teléfonos móviles y otros dispositivos.
Coches de hidrógeno y renting: el futuro de la movilidad
Pese a las grandes ventajas del hidrógeno como combustible, en este momento existen dos grandes limitaciones en el ámbito del transporte: la escasez de opciones y de puntos de recarga.
Por el momento, en España únicamente se comercializan dos modelos de coches de hidrógeno (Toyota Mirai y Hyundai Nexo). Además, apenas existe una veintena de “hidrogeneras” repartidas por todo el país, lo que complica la planificación de los desplazamientos.
No obstante, a medida que se amplíe la red de puntos de recarga y aparezcan nuevos modelos en el mercado, el hidrógeno como combustible irá adquiriendo mayor protagonismo en el futuro de la movilidad gracias a su gran potencial. Con estas premisas, todo hace prever que también el renting de vehículos eléctricos irá abriendo paso progresivamente a estas nuevas alternativas de movilidad sostenible.